lunes, 18 de enero de 2010

«TIERRAFIRMISTA» de ELADIO ORTA (Editorial Cacúa)

27 de enero de 2010 a las 20:00h. presentación del libro: TIERRAFIRMISTA, de ELADIO ORTA, con el prologuista UBERTO STABILE y el editor MARCOS GUALDA

En el Salón de actos Fundación Caja Rural del Sur (C/Alcalde Mora Claros, 6-8, Huelva)

www.cacua.com





El proscrito Eladio Orta ("ma gira" Giordano Bruno). Por Uberto Stabile


La escritura de Eladio Orta puede provocar cualquier cosa menos indiferencia- Hablar de Eladio sólo se puede hacer desde la proximidad afectiva o desde el rechazo visceral, para quién todavía no lo conozca adelantemos que hablamos de un poeta consecuente con sus ideas, empecinado y procesado, una rara avis que zozobra en el humedal de Isla Canela, entre la defensa de los abejarucos y el bofetón expansionista de las excavadoras. Eladio Orta es un intelectual disorgánico, un punto y aparte en el territorio pacato y mojigato de los que piensan que la poesía entra a golpe de rima y diccionario. Su visceralidad, su timidez trascendente, su escatología sin límites, su particular cosmogonía del entorno más inmediato y una extrema aversión al orden establecido, lo convierten en el arquetipo del niño salvaje, terrible e incómodo, para una sociedad que no admite la disidencia, ni el descrédito de sus principios fundamentales.

Tierno y corrosivo, suspicaz y tolerante, Eladio es peligroso, como lo es su poesía. ¿Pero peligroso para quién, cómo puede ser peligroso un hombre capaz de emocionarse y volcar en sus versos el ditirambo croar de las ranas o el lamento de los ansares en Doñana? Eladio Orta recoge todo este tiempo atravesado en “Tierrafirmista”, título que reúne la casi totalidad de sus textos escritos en verso y prosa, editados entre el año 1992 y 2006, con su propio nombre o bajo heterónimos que como acertadamente dice el propio Eladio son auténticos homónimos.

"Quien toca este libro - como dijo Whitmann - toca a un hombre". Y bien puede aplicarse esta sentencia a la escritura de Eladio, pues tanto en él como en su libro, existen poderosas razones y palabras que certifican el caudal humano de quien suscribe el entusiasmo por la vida, y la resistencia ética frente a la desidia fetichista y mediática del verso limpio. Su "antipoesía" es un jarro de agua fría derramado sobre la soberbia neoliberal y puritana de quienes han eludido el pensamiento como herramienta de transformación y provocación social e intelectual. En Eladio, y salvando las distancias, coexiste esa impostura genial que nos legó el mejor Pier Paolo Pasolini, Allen Ginsberg, Antonin Artaud, o Jean Genet. Su poesía carece casi por completo de artificio, es como él mismo dice: "una arma brutal", un gancho de izquierda que desconcierta y descoloca el gusto y la sensibilidad de quienes han depositado la fe y la obediencia en lo poéticamente correcto. Sexo, política, ecología, amor y literatura son pasto de su particular tránsito por el lado salvaje de la vida, un viaje sin reservas ni regreso, hacia el corazón de las emociones en estado puro.

Y como suele suceder con los mejores artistas, su directo es único, auténtico espectáculo y ejercicio de síntesis y contrastes, que transforma literalmente los poemas en biopoemas, en espacios sonoros donde la personalidad del autor adquiere forma de verso, y no es gesto todo lo que reluce, sino fuerza y entusiasmo de un hombre jocoso, ácido, de ojos claros y corazón abierto, cuya mirada abarca un horizonte iluminado al que nunca, desgraciadamente, accederán quienes desde la impunidad de su poder ignoran la belleza de la vida, de la naturaleza que les rodea y alimenta. 


(Uberto Stabile)

Unos entrantes:

presente de indicativo del verbo masturbar 


yo me masturbo
cuando las gaviotas abren el pico

tu te masturbas
cuando el agua roza tu pezón

él se masturba en las retamas
porque en casa se lo tiene prohibido

nosotros nos masturbamos en el jardín
con el olor de la dama de noche

vosotros os masturbáis por la madrugada
con el galopar del alba

ellos juegan a masturbarse
con el pensamiento


preludio 

callada y triste
como una niña sin respuesta
busca la lluvia mi brazo y
recorremos la arboleda
rompiendo versos a pedazos
escribiendo mal a conciencia
porque bien ya otros lo hacen y
no ha ocurrido nada
tan sólo
han levantado admiraciones

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